AURORA LUQUE
NEODANAIDES
Se ha comprendido ya que Sísifo es el heroi absurdo. Lo es
tanto por sus pasiones como por su tormento. [...] Sísifo,
proletario de los dioses, impotente y rebelde, conoce toda la
magnitud de su condición miserable [...] Homero nos cuenta
también que Sísifo había encadenado a la Muerte.
ALBERT CAMUS
Castigadas. Las siempre castigadas. Nacer para el castigo.
Para llenar los cuencos, las bañeras,
los cubos de fregar, la fina copa,
la piscina infantil y la cisterna,
la zafa, el fregadero, las tazas y el bidé,
la lechera, la jícara, la olla.
Acarrear sin sin pausa las aguas de los días
y reponer las nunca llenas ánforas,
el cántaro, el lebrillo, los aljibes,
el frasco de perfume,
la botella de suero de la clínica
con su rumor de ánimas,
el bebedero de los animales.
Nosotras, castigadas, las nietas del río Nilo,
halladoras de fuentes, de regatos,
que perforamos rezumantes pozos,
que hicimos coronar de manantiales
a la árida Argos desahuciada.
Nosotras, Melanípides, las que entreviste en Siria,
ni mujeres ni hombres - no supiste que éramos,
de pura libertad inconcebible -
cabalgando por bosques soleados,
cazando a su placer, recogiendo los dátiles
y la casia y las lágrimas de incenso.
Nosotras, castigadas, El cedazo, la rota regadera,
los calderos en ruina. El agua se nos va
y ya no es nuestra.
Porque a la Muerte atamos, como Sísifo.
A nuestra muerte le pusimos bridas.
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NEODANÁIDES
Compreende-se se já que Sísifo é o herói absurdo. É-o tanto pelas suas paixões como pelo seu tormento [...] Sísifo, proletário dos deuses, impotente e rebelde, conhece toda a magnitude da sua condição miserável [...] Homero conta-nos também que Sísifo tinha acorrentado a Morte.
ALBERT CAMUS
Castigadas. As sempre castigadas. Nascer para o castigo.
Para encher as malgas, as banheiras.
os cubos de limpar, as finas taças,
a piscina infantil e a cisterna,
a bacia, o lava-louça, os copos e o bidé,
a leiteira, a xícara, a panela.
Acarretar sem pausa as águas dos dias
e repô-la nas nunca cheias ânforas,
o cântaro, o pote, os algibes,
o frasco de perfume,
o saco de soro da clínica,
com o seu rumor de almas,
o bebedouro dos animais.
Nós, castigadas, as netas di rio Nilo,
descobridoras de fontes, de regatos,
que perfuramos transbordantes poços,
que fizemos coroar de mananciais
a árida Argos desesperada.
Nós, Melanípides, as que entreviste na Síria,
nem mulheres nem homens - não soubeste que eramos,
de pura liberdade inconcebível -
cavalgando por bosques soalheiros,
caçando a bel prazer, colhendo as tâmaras
e a cássia e as lágrimas de incenso.
Nós, castigadas. A peneira, o regador roto,
os caldeiros em ruínas. A água vai-se-nos
e já não é nossa.
Porque a Morte atamo-la, como Sísifo.
À nossa morte pusemos-lhe rédeas.
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