JULIO MARTÍNEZ MESANZA
LA MADRE
Muy de mañana, en la primera escena,
la risa de la madre absuelve el mundo:
acaricia las manos de su niña
y su niña desea que esa risa
sea verdad y dure para siempre.
En la escena siguiente es ya de noche
y ambas siguen cogidas de la mano,
pero, si bien la madre haya cambiado,
su niña es una anciana que agoniza
y llena de estrañeza se despide.
Sólo la madre permanece indemne
entre la ida al infierno y el regreso;
ni la niña lo logra ni la anciana.
Sólo en ella la vida aún no es vida,
es algo que precede al desconcierto.
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A MÃE
Muito cedo, na primeira cena,
o riso da mãe absolve o mundo:
acaricia as mãos da sua filha
e a sua filha deseja que esse riso
seja verdade e dure para sempre.
Na cena seguinte, já é de noite
e ambas continuam de mãos dadas,
mas, enquanto a mãe não mudou,
a sua filha é uma anciã que agoniza
e cheia de estranheza se despede.
Só a mãe permanece indemne
entre a ida ao inferno e o regresso;
nem a menina o logra, nem a anciã.
Só nela a vida ainda não é vida,
é algo que precede o desconcerto.
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